En una época que evoca al amor, al compartir con la familia y los amigos más entrañables, los regalos, la decoración. Los preparativos comienzan a danzar en nuestras mentes, empezamos a pensar en los colores, los tonos, los adornos y seguidamente en nuestro Árbol de Navidad.
Nuestro hermoso Árbol que año a año decoramos con entusiasmo para recibir la Navidad y darle un toque de color y tradición a nuestro hogar en esa temporada.
Un poco de historia nos vendría bien. Según algunos historiadores: los primeros cristianos que llegaron hacia el norte de Europa. Se percataron de una costumbre de los pobladores que consistía en celebrar el nacimiento de Frey. Dios del Sol y la fertilidad, solicitando al Dios Sol que apareciera nuevamente, adornando un árbol perenne, en fechas muy cercana a la Navidad cristiana (nacimiento de Cristo). Para ellos el árbol representaba al universo comprendiendo todo lo que este posee lo llamaban Yggdrasil. En su copa se hallaba Asgard o Morada de los Dioses. El Valhalla o Palacio de Odín y en sus raíces más profundas estaba Helheim el Rey de los Muertos y la oscuridad.
Los cristianos de esa época tomaron la idea de ese árbol para representar al nacimiento de Cristo y celebrar su nacimiento, quedando unido sempiternamente a esa época, pero con un significado diferente. Se habla de que Bonifacio un evangelizador en Alemania conoció la historia y quiso retomarla, pero cortando el Yggdrasil, y en su lugar plantó un Pino
Al parecer el primer árbol que evoca la Navidad, el cual se mantiene aún, fue establecido en Alemania por el 1605. Para colorido y alegría al frío invierno, para que ambientara un poco al gélido panorama. Volviéndose un costumbre. Luego más tarde se extendió a Finlandia en el 1800, e Inglaterra se hizo en 1829. En Windsor llegó en 1841. Alberto esposo de la Reina Victoria quiso dar colorido al palacio para celebrar la Navidad.
España lo asumió después que una princesa rusa Sofía Troubetzky lo erigiera en las afueras de su residencia en Madrid España en 1870, después que enviudara del Duque Morny medio hermano por la madre de Napoleón III. Para superar su tristeza.
Sin duda se convirtió en un elemento decorativo navideño universal. Solo en Navidad aparece con sus múltiples coloridos, adornos, y objetos alegóricos. Hace muchos años ya que en cada país alrededor del mundo los hogares colocan su árbol. Hay quienes hacen una tradición el hecho de usar un árbol de hoja perenne o por lo menos que permanezca indemne después de cortado. Hay empresas que se encaran de cultivar, preparar y vender justo para la época, plantas como pinos, abetos u otras coníferas. Los artificiales de plásticos o sintéticos fueron en auge, manteniéndose aún por eso del cuidado a la naturaleza y la preservación del medio ambiente.
El Árbol de Navidad y su real significado
Las personas acuden a comprar árboles para Navidad, de acuerdo a sus gustos, posibilidades y espacio. Pues disponen de un sitio especial en cada hogar. Luego la decoración forma parte de un ritual. Hay quienes buscan el color que marque tendencia para vestirle, hay quienes hacen un pequeño compartir entre amigos o familia para el día de la decoración. Infaltables son las luces hoy en día la modas son luces led, pues proporcionan un brillo profundo, radiante, nada opaco. Recuerden que no es un ritual aleatorio, sino, de tradición y costumbre.
Hoy en día el árbol simboliza la tierra y sus bondades naturales otorgadas por Dios Creador del Universo. Desde su primera aparición en Alemania, el árbol fue decorado con manzanas que representaban la tentación y el pecado, velas encendidas que representaban el amor de Cristo hacia la hombres. Y como luz del mundo, más tarde las velas fueron sustituidas por iluminación con lámparas, luego con juego de luces y de esa forma siempre estará el amor de Cristo presente en cada momento de la Navidad. Muchos colocan objetos típicos de su región, algunos muñecos, para los niños y por los cuentos de Navidad. Las bolas que se usan sustituyeron a las manzanas y cada color en el árbol sugiere distintas cosas.
El azul evoca la reconciliación, el plata el agradecimiento, el dorado representa la alabanza, el rojo las peticiones, el amarillo la lealtad a nuestros congéneres. En fin. El árbol es pieza importante para hacer linda y grata nuestra Navidad, representa la vida eterna del Salvador. Y aunque la familia no pueda acompañarnos. Tener un árbol nos acerca a ellos a pesar que estén lejos. ¡Recuerden no olviden colocar la estrella en la Punta o algún objeto! ¡Pues será la guía para nuestras vidas!